martes, 9 de junio de 2009

No puedes servir a dos amos

Y díjole uno de la compañía: Maestro, di á mi hermano que parta conmigo la herencia. Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me puso por juez ó partidor sobre vosotros? Y díjoles: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Y refirióles una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había llevado mucho; Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿qué haré, porque no tengo donde juntar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis alfolíes, y los edificaré mayores, y allí juntaré todos mis frutos y mis bienes; Y diré á mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos años; repósate, come, bebe, huélgate. Y díjole Dios: Necio, esta noche vuelven á pedir tu alma; y lo que has prevenido, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico en Dios.
Y dijo á sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis. La vida más es que la comida, y el cuerpo que el vestido. Considerad los cuervos, que ni siembran, ni siegan; que ni tienen cillero, ni alfolí; y Dios los alimenta. ¿Cuánto de más estima sois vosotros que las aves? ¿Y quién de vosotros podrá con afán añadir á su estatura un codo? Pues si no podéis aun lo que es menos, ¿para qué estaréis afanosos de lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen: no labran, ni hilan; y os digo, que ni Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. Y si así viste Dios á la hierba, que hoy está en el campo, y mañana es echada en el horno; ¿cuánto más á vosotros, hombres de poca fe? Vosotros, pues, no procuréis qué hayáis de comer, ó qué hayáis de beber: ni estéis en ansiosa perplejidad. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; que vuestro Padre sabe que necesitáis estas cosas. Mas procurad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
(Luk 12:13-31)

Que NO me angustie por lo que pueda pasar con mi vida económica. Aveces esto ocupa el primer lugar en mis pensamientos y mi tiempo, dije aveces? la mayoría del tiempo en realidad... pero lo que mi Dios dice es "buscame primero a MI", y eso es precisamente lo que voy a hacer. Le prometí que iba a ser obediente a Él en todo, bueno, pues creo que esta es la prueba reina de mi fidelidad: dominar mis pensamientos hasta eliminar esa tensión que causan las obligaciones, tareas, metas por cumplir y que le roban tiempo a mi Dios. Es verdad! Dios sabe todo lo que necesito y cuida de mí, así que nada me faltará.

Un injusto me quiere cobrar dinero que no tomé, en realidad pensé que Dios me iba a bendecir a través suyo y confié, al punto que me comprometí en negocios -o mejor en la promesa de negocios- que a la postre eran inviables. Cuando me quise safar ya estaba bastante comprometido y tuve que huir practicamente para salvar mi relación con Dios, mi relación con mi familia y mi paz.
Aún me quedan secuelas de esa torpe relación, me ha venido a suceder algo como lo que a David:

Se han hecho poderosos mis enemigos, los que me destruyen sin tener por qué. ¿Y he de pagar lo que no robé? (Psal 69:4)

Mas así mismo yo te pido Señor, defiéndeme, mira mi causa delante de tí y socórreme, yo por mi parte perdono a mis enemigos y confío plenamente en tí y en tu justicia. Bendice a todo aquel que se identifique conmigo hoy, guarda nuestro corazón, mira nuestra humillación delante de tí y compénsanos, sostén nuestra vida y la de nuestras familias. Tu nuestro Dios y Señor en tí confiamos 100%.
Amén.

jueves, 6 de marzo de 2008

Creación de "La Columna"

Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.
Habacuc 2:2-3

El Señor me ha ordenado escribir confirmando por medio de la palabra de un apóstol. Bueno, quiera o no, mi ministerio está en escribir lo que Dios me diga. Es por eso que me ha llevado a crear “La Columna”, no solo porque en medios impresos se utilice la palabra columna y columnista significando una cuartilla de opinión y su autor, sino sobre todo por la tremenda promesa consignada en la palabra de mi Dios:

Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo.
Apocalipsis 3:12

viernes, 29 de febrero de 2008

Las dos grandes tragedias del hombre

Oseas 2:13-23; Ecle 6

Hay dos grandes tragedias que le pueden suceder a un hombre en su vida: No lograr lo que su alma desea y… lograrlo. ¿Qué quiere el hombre?, ¿Cuál es el fin de la vida del hombre? Si el fin de la vida es lograr el éxito, entonces su alma nunca se saciará de buscarlo. La palabra éxito se ha impreso con tinta indeleble en la mente de las personas, es como si naciéramos y se nos programara con el único objetivo de lograr el éxito. La vida se convierte, en la niñez en una preparación, y en la adultez en una frenética carrera por lograr el éxito. Es el deseo del alma. ¿Éxito en qué? O, ¿Qué es éxito? Cada quien tiene su propia definición. Para muchas personas el éxito se asocia con una familia grande, una casa hermosa, con muchas comodidades, para otras es una carrera haciendo lo que le gusta, que le colme de satisfacciones personales, reconocimiento y por supuesto, una buena dosis de dinero. Para otras personas el éxito es simplemente ser útiles a la sociedad mediante sus labores. Para otros, éxito es ser reconocido por la historia, ser un personaje de influencia en las naciones. El éxito se define en términos de lo que una persona quiere ser y lograr.
Sea lo que sea que define el éxito, al lograrlo traerá consigo un estado de placer, seguridad y satisfacción, en otras palabras, la felicidad, la cual es imposible alcanzar antes del logro.
Una gran desgracia para el hombre sería no lograr su éxito. Faltaría algo y siempre estaría la desazón de lo que hubiera podido ser y no fue, la frustración, un sentimiento negativo hacia sí mismo que angustia el corazón.
Pero irónicamente, lograrlo no es un mejor escenario. La gran paradoja es que después del logro, se descubre que el estado de satisfacción que en últimas traería el éxito es efímero. Un poco mas y el estado de contentamiento parece haber desaparecido, es como si el alma necesitara algo más. La seguridad parece insuficiente, la mente comienza entonces a buscar nuevos y mayores objetivos y el corazón a angustiarse por lograrlos. El deseado estado de satisfacción y contentamiento se convierte en una ilusión y todo en un círculo vicioso. Sucede como en la escritura:
También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo
dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los
edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi
alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come,
bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma;
y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que hace para sí tesoro, y no
es rico para con Dios.
(Lucas 12:16-21)

La verdad, como la dice la palabra, es que ese estado de satisfacción, contentamiento, seguridad y reposo solo tiene una fuente legítima, Dios. Nada de lo que conocemos en la vida puede ser estable, la salud, unas buenas finanzas, las personas a nuestro alrededor. Todo es perecedero. Pero Dios es eterno. Si alguien está del lado del Todopoderoso, ¿no estará tranquilo?
La seguridad, la confianza, el contentamiento, el reposo, la satisfacción en Cristo no son un fin, son el Camino. Sea pobre, sea rico, tenga familia o no la tenga, sea empleado o patrón, famoso o anónimo, esas son circunstancias pasajeras, el que anda en el Espíritu tiene reposo, tiene contentamiento, lo cual no es igual a conformismo, sino a satisfacción, felicidad y seguridad.
Pablo lo expresa así:
Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos
traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento
y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen
en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los
hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al
dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores.
(1Ti 6:6-10)

El gran peligro de nuestra programación cultural es que, cuando este éxito definido por el deseo de nuestra alma es un fin, adquiere poder sobre nuestra vida, literalmente se vuelve nuestro amo y nuestra vida, una vida de servidumbre a el. Los antiguos cananeos tenían muchos amos, ellos los personificaron y les dieron nombres, eran sus dioses: Los Baales. Cuando Israel entró en contacto con esta cultura se desvió, olvidándose de Dios para perseguir la “seguridad” que le podían dar los baales. Se convirtió en un pueblo idólatra, algo muy similar a lo que ocurre ahora cuando el hombre busca satisfacción y seguridad en su definición de éxito.
La palabra idolatría se asocia siempre con costumbres antiguas y abominables de pueblos primitivos que ya no existen. En realidad la idolatría se vive hoy tal vez con más intensidad que antes. ¡Vivimos en medio de una cultura idólatra!
Cuando Jesús dijo:”Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. “(Luc 16:13)
La palabra que utilizó para riquezas fue μαμμωνᾶς, Mammonás, una palabra de origen caldeo que denota la confianza en las riquezas personificada. ¡Era un dios caldeo! así, en el plano espiritual, el que persigue las riquezas para obtener seguridad en ellas se convierte en un idólatra, un esclavo de un dios falso.
Dios tuvo que aplicar un tratamiento especial a su pueblo, doloroso y prolongado, cuyo fin es quitar la idolatría de Israel. El tratamiento consistió convertir la seguridad que buscaban en horror. Dios diezmó a la población, los entregó a la esclavitud, fueron víctimas de sus enemigos, de enfermedades, de fenómenos naturales. Murieron miles de israelitas.
Después Dios restauró a su pueblo y le hizo volver a sí mismo en Jesucristo, para ser su pueblo y él ser su Dios. No contento con eso, extendió su salvación a través de Jesucristo a todos nosotros, así que estos capítulos amargos de la historia de Israel ahora también son nuestra propia historia.
Las riquezas, fama y poder son resultados y no mas que eso. Una gran familia y la salud son una gran bendición, tremenda felicidad, pero aún así tampoco nos pueden dar seguridad, satisfacción y contentamiento perpetuo. Son pasajeras. Abraham le afirmó a Dios que su confianza estaba puesta sólo en Él aún a costa de su propio hijo Isaac (Gen 22) y por eso Dios lo bendijo con una bendición de la que aún hoy oímos todos.
Para demostrar lo perjudicial que es esta idolatría del éxito personal basta observar un hecho interesante. En las sociedades donde se ha legitimado la búsqueda del deseo personal como un axioma cultural y aún constitucional, no importa si a juicio de los hombres la intención es buena, los principios pasan a un segundo plano pues, “el fin justifica los medios” y cuando esto sucede, la descomposición social leuda a las personas y la violencia no tarda en hacer su aparición. Es por esto que los Estados Unidos de Norteamérica han tenido que armarse con el sistema judicial más poderoso del mundo y también las cárceles más seguras. Una sociedad no puede funcionar correctamente bajo el paradigma de la “búsqueda de la felicidad” personal sin Dios, porque esto implica irremediablemente el choque contra los derechos de los semejantes. El deseo del alma es válido cuando se busca en el Señor, porque sabemos que su voluntad está sobre toda voluntad humana, por lo tanto, si es bueno delante del Señor, es bueno delante de todos los hombres y útil para edificación de la sociedad.
El deseo de los humildes oíste, oh Jehová;
Tú dispones su corazón, y
haces atento tu oído, Para juzgar al huérfano y al oprimido,
A fin de que no
vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.
(Sal 10:17-18)


Señor, mi éxito es caminar conforme a tu voluntad y hacer lo que tu digas. Mi reposo es en ti, en ti es mi seguridad, tu eres mi fortaleza.
Gracias Señor por tu presencia y tu amor, por permitirme llegar a ti y por oírme y atender mi súplica. Amén.

jueves, 28 de febrero de 2008

Meditad en vuestros caminos.

Hageo; Eclesiastés 5:1-7

Voy a confesar algo que me sucedía. Las cosas que hacía, las cosas que tenía, se disipaban y venían a ser como nada, siempre faltaba, el dinero nunca estaba completo. Creí que era descuidado, pero sucedía todo el tiempo y sucedía también con las cosas que hacía. No fructificaban, invertía mi tiempo y es como si nada de lo que hacía valiera, proyectos muy interesantes. Cosas que después pude ver implementadas por alguien más, pero a su tiempo, nadie reconocía su valor. Si era empleado, siempre tenía la sensación de estar mal remunerado, el salario siempre era insuficiente. Si hacía un negocio, siempre tenía la sensación de haber perdido. ¿Por qué?

Cuando no era un hijo de Dios, entiendo que sucediera, pero si soy un hijo de Dios, ¿por qué tenía que pasar por todo esto? esto es algo increíble, y es una situación que viví así por largo tiempo, hablo de años.

¿Cómo cambiar esto? Lo primero que debía encontrar es la raíz del problema. ¿Es una raíz física o espiritual? La respuesta es ambas. Dios trabaja en el plano espiritual afectando el plano físico 100% a su voluntad. Vamos entonces a la raíz espiritual, ¿de dónde viene mi mal?
Dios me dio la respuesta en Hageo y Eclesiastés. No es el diablo, el diablo no tiene poder sobre mí, es Dios mismo quien ha hecho que la obra de mis manos no fructifique, ¿por que? Sin duda algo andaba mal en mi corazón. Promesas incumplidas, palabras de más, la obra suya hecha indolentemente y con mediocridad, el temor suyo olvidado. ¿Cómo remediarlo? la respuesta me la dio Dios en Ecle 5:6-7 y Hageo 1:12

Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como le había enviado Jehová su Dios; y temió el pueblo delante de Jehová.
Hageo 1:12

No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos? Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios.
Eclesiastés 5:6-7

Al pueblo de Dios le sucedió algo similar. Vueltos del cautiverio de Babilonia, Zorobabel y Jesúa lideraron la reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén. Pero cuando ya se habían echado los fundamentos del templo, los enemigos de los judíos enviaron cartas al rey de los persas persuadiéndolo del mal que vendría sobre él si los judíos lograban terminar la construcción de aquel templo. El rey Asuero envió a detener la obra con violencia.

Cuando un hombre le ha entregado su vida a Cristo, los cimientos de una nueva vida han sido echados. La Palabra de Dios dice que Jesús es ese fundamento:

Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
1 Corintios 3:10-11

Así que cada cristiano, al elegir sus caminos, está en su vida edificando templo a Dios.

¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
1 Corintios 3:16

Estos judíos estaban atemorizados por las presiones de sus enemigos, así que detuvieron la obra del templo y decidieron que cada quién se dedicara a hacer su vida como mejor pudiera, ocupándose cada quien de sus negocios, pensando que esta relativa paz estaba agradando a Dios. Estos fueron los tiempos cuando los judíos vivieron plantando mucho y recogiendo poco, esperando mucho y recibiendo poco.
Pero viene palabra del profeta Hageo y de Zacarías, y el temor de Dios se apoderó del remanente del pueblo de Dios, quienes, contra toda presión de sus enemigos prefirieron reiniciar la obra del templo, continuar su edificación temiendo a Dios antes que a sus enemigos y que al rey de Persia.
Sabiendo que el temor de Dios vendría nuevamente al pueblo, y habría sinceridad en las ofrendas y excelencia en el trabajo para Dios, el Señor dice:

Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes, desde el día que se echó el cimiento del templo de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón. ¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; mas desde este día os bendeciré.
Hageo 2:18-19

Dios finalmente puso gracia en el rey Darío de Persia, quien respaldó a los judíos para terminar la obra y levantaron el templo, y toda obra prosperó en sus manos.

Señor, he decidido oír tu voz antes que circunstancias, pensar en tu misericordia y amor antes que en las cosas que me envuelven. Tú dijiste que buscáramos primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas nos serian añadidas.
Señor gracias por tu misericordia y tu voluntad de hacernos el bien, y que entendamos que estando en ti y sujetos a ti tendremos paz por todos lados, y aún si vientos violentos nos amenazaran, su final será para bien y victoria tuya y nuestra. Bendito seas por todas mis generaciones. Amén.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Las Promesas de Dios

Is 49; Dan 3

Las promesas de Dios son para alguien. Cuando yo leo la Biblia, le pido al Espíritu Santo que su palabra me pueda ministrar, que pueda ser útil para transformar mi vida, pero con frecuencia me encuentro con pasajes donde claramente el Señor le habla a su pueblo Israel, a su Rey o a su profeta, entonces racionalizo la situación: Cómo pretendo que el Señor me hable a mí, si la Biblia no fué escrita para mí sino para el pueblo elegido de Dios y para su gente elegida. ¿Por qué le pido al Señor que me hable a mí?

Israel es luz de las naciones, es el pueblo que Dios escogió, pero hay un pueblo, hay un rebaño al que Jesús se refirió que también es heredero y escogido:

"También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor." Juan 10:16

Y aún escogido y heredero sobre un mejor pacto:

"Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas." Hebreos 8:6

"Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa." Galatas 3:29

Así que el Señor SI me está hablando a mí! puesto que yo he creído en Jesucristo y le he seguido, estoy en su pacto.

Pero son tan grandes sus promesas que para ser franco, no me caben en la cabeza. Sin embargo, es un mandato de Dios que ensanche mi territorio para comprender y hacer notorias las riquezas de su gloria.

Aquí hay algunas de las que el Señor me da:

  1. Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria.
  2. Puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra de su mano, me puso por saeta bruñida, me guardó en su aljaba.
  3. Mi siervo eres tú, porque en tí me gloriaré.
  4. Poco es para mí que tú seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra.

¿Aterrador no? Sin duda está hablándole a su Hijo Jesucristo, mi Señor, sin embargo, sé que también me habla a mí, porque Jesús dijo:

"Vosotros sois la luz del mundo" Mateo 5:14.

  1. Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová,; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogió.

  1. En tiempo aceptable te oí, y en el día de salvación te ayudé; y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades;

¿Quién si no Jesús? Y yo soy el cuerpo de Cristo.

Y he aquí promesas para mi ciudad:

  1. He aquí, yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas serán traídas en hombros.
  2. Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas; con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí.

Promesas de liberación para ti, si sientes que eres cautivos. Si sientes que no puedes con tu vida, Si te sientes atado, envuelto en un vicio, una compulsión, una manía o un deseo incontrolable que gobierna tu vida; si te sientes enjaulado en la pobreza, la miseria o la escasez; en la enfermedad o la depresión-.

  1. ¿Será quitado el botín del valiente? ¿Será rescatado el cautivo de un tirano? Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos.

O si sientes tu vida solitaria, si eres huérfano, abandonado, desplazado.

  1. ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.

Y conocerá todo hombre que yo Jehová soy Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.

¿Puedo creer esto? Es verdad! Todo esto tiene cumplimiento en Cristo para el que está en Cristo. Yo estoy en Cristo, tengo parte en estas promesas de mi Dios ¿Estas tu en Cristo?

No se como, Señor, la verdad no veo como pero mi causa está delante de ti, y mi recompensa contigo.

Pues para que veas la verdad, mira cómo lo hice con Sadrac, Mesac y Abed-Nego, mis siervos que esperaron en mí. ¿No podré hacer lo mismo contigo?

Estas promesas no son sólo para Israel, no son sólo para mí, también son para ti, que estás bajo el Pacto de Cristo.

martes, 26 de febrero de 2008

Ser Hacedor.

Daniel 6; Marcos 6:14-29.
Es curioso cómo Oír y Hacer, la Palabra de Dios,dos actos diferentes pueden determinar el destino personal y el de naciones o reinos enteros. Dos gobernantes: Darío y Herodes, dos hombres de Dios: Daniel y Juan. Dos imperios que dominaron a los judíos y al resto del mundo entonces conocido: Persia y Roma.
Daniel trabajaba en la corte del entonces rey Darío, quien lo estimaba y escuchaba atentamente. Pero llegó el día cuando los enemigos de Daniel conspiraron contra él logrando que el Rey -en un acto de egolatría- promulgara un decreto según el cual todo aquel que invocara otro nombre a dios u hombre diferente al del rey fuera muerto. Al ver que Daniel habría incumplido el decreto y que esta trama lo llevaría a la muerte el rey, que estimaba a Daniel trabajó toda aquel día con e fín de buscar la forma de librarle. Pero al no conseguirlo, al tener que lanzar a su amigo al foso de los leones, hizo su último esfuerzo, el mas importante y que había aprendido de su amigo Daniel, confiar en Dios: "El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre." Darío había aprendido la lección. Oyó muchas veces de boca de Daniel la confianza en Dios, ahora, aunque no en su propia carne, tuvo que apostar la vida de su amigo en ello, y triunfó.
Aunque Herodes no era emperador romano, nisiquiera era romano ni judío, era rey sobre Judea, tuvo la oportunidad de oír a Juan el Bautista, el mayor de todos los profetas que haya existido. La Biblia dice que le oía de buena gana, que le temía y respetaba como a hombre santo de Dios. Sin embargo, llegó el día. La hija de su mujer Herodías, tal vez su sobrina, bailó en su fiesta de cumpleaños. La forma de su baile emocionó tanto al rey que le ofreció lo que quisiera. "Todo lo que me pidas te daré, hasta la mitad de mi reino". Sinceramente creo que el hombre prostituyó a la jóven, y su madre consintió al ver la posibilidad de obtener lo que más quería: aniquilar a Juan. Así que Herodes, cuando la joven el dijo su precio, la cabeza de Herodes, se entristeció mucho, pero a causa del juramento y de los que estaban con el a la mesa -curioso, en ningún momento su respeto por Juan o el temor de Dios lo movió a hacer algo para remediar el error- envió a un guarda a decapitarlo. De todas las palabras de Dios por medio de Juan habladas al corazón de este rey ninguna pareció dar su fruto.
Como en la parábola de la semilla, la semilla fué puesta en tierra, pero cayó entre espinos y: "La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto." Lc 8:14
Hoy el Señor me ha urgido a actuar de acuerdo con él y su palabra. Solo oir la palabra es un engaño, pues no siempre es útil, si no hay tierra dispuesta a dar frutos las consecuencias pueden ser fatales. Pero ser hacedor de la palabra de Dios es útil y lleva mucho fruto, al treinta, al sesenta y al ciento por uno.
"Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos." St 1:22

Señor, me comprometo a hacer tu palabra, a actuar de acuerdo contigo, en todo. Ayúdame a dar frutos dignos de mi condición de hijo tuyo y a ser conforme a tí. Gracias te doy en el nombre de Jesús. Amén.

lunes, 25 de febrero de 2008

Primera entrada

Este es un blog de un primiparo en blogs. Nunca pensé ni fué mi interés crear un blog, sin embargo, las circunstancias han dado un vuelco. Pablo, mi hermano que murió hace 1941 años decía:
"hemos llegado a ser espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres." 1 Co 4:9
Así que dejando a un lado el temor al exhibicionismo sigamos adelante: Voy a publicar la experiencia diaria que tengo con el Señor, será parte biografía y parte revelación, ambas deben unirse en el curso de mi vida.
Voy a ponerlo simple. Para la mente de un escéptico esta es una prueba: Ya que Dios, -hablo de Jehová o Yahvéh en su nombre hebreo- el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, Padre de Jesucristo, quien es mi Señor, dirige mi vida, -al menos eso es lo que yo afirmo-, voy a publicar en mis entradas su dicho y mi hecho. Si Dios es real como yo se que es, veremos adonde me lleva, y su palabra será cumplida en mi vida.
Esta bitácora, había sido registrada antes en apuntes privados, apuntes diseminados y con poca continuidad, sin duda un reflejo de mi vida y mi compromiso con Cristo. Pero ahora es un gran reto publicarla periódicamente en un BLOG! Reto para mí porque es mi fidelidad diaria puesta a prueba y reto para el escéptico que ose leerla. Aspiro que sea para beneficio mío y de quien lo lea, así que ahí vamos.


PS: El hecho de que Dios, el Todopoderoso hable con un simple humano no es algo de lo cual haya que asombrarse, menos en el tiempo de la Gracia. Jesús lo anunció desde antes de ir al cielo, que el Espíritu Santo estaría con nosotros:
"Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré." Jn 16:7